Historia de un cumpleaños

Y decidí celebrar mi cuarta decada en compañia de mucha. Gente a la que quiero, pero no toda la gente que quiero podrá estar a mi lado este día...
Una amiga de mi infancia y adolescencia, llegó como embajadora del "mundo de los ochenta". Reencarnada en una paloma trajo la paz a mi corazón. Su grácil vuelo me transmitio la energía que creía perdida.
En pocos días resurgieron de mis cenizas, aquella que se fue sumergiendo en el pozo del olvido de si misma. Salimos a la aventura de ser nosotras mismas. De reencontrar nuestras almas y disfrutar de nuestros corazones que durante tanto tiempo habían permanecido separados.
Baños de recuerdos, inmersiones de confidencias, paseos de consejos.
Vacaciones de amistad, tal vez perdida, pero sinceramente encontrada.
Pero no sólo fué el viaje de la embajadora el mayor de los regalos de este cuarenta cumpleaños. Ella me trajo el mayor de los regalos recibidos , no sé si en mi vida, pero si que el mayor de los últimos años, el regalo de la camaradería y la unión de todas vosotras. La fusión de nuestras vidas, tantos años dispersas por tantos y tantos motivos.
Gracias a vosotras, que sabeís quien sois. Gracias a vosotras que pese al paso de los años y las visicitudes del camino andado guardais la pureza de vuestros corazones y aún sabeís dar lo mejor que hay en vuestras almas. Gracias por seguir estando ahí aún en la distancia .

2 comentarios:

Francisco J. Lauriño dijo...

Pues ¡felicidades! Y bienvenida al club (digo, de los cuarentones, je, je). Un abrazo.

Anónimo dijo...

Recuperar estados de juventud quita años, sin duda, una noble amistad vale una vida. Feliz cumpleaños Nat. Puxa Asturies